martes, 13 de julio de 2010

LA BANDERA


Cuando se votó la constitución asomaron a algunas terrazas la bandera española, con el escudo constitucional, en contraposición al aguileño que nos había sido impuesto muchos años. Yo tenia 10 años y me llamó mucho la atención. Nunca mas vi ni en mi infancia ni mi adolescencia, ni incluso en parte de mi edad madura, una muestra semejante.
Pasaron años oscuros, en los que nuestra bandera no dejaba de ser un símbolo de momentos pasados y quien la usaba, lo hacia con esta idea. Recuerdo las pegatinas en los coches, que solo se atrevían a llevar algunos pocos y que se arriesgaban a que les rayaran las puertas; recuerdo la pegatinas de la bandera que se ponían los “pijos-fachas” en los relojes, y recuerdo el olor a rancio que sonaba todo lo que tuviera esos colores Pero hubo un momento que pareció que hasta ese regusto facha se perdía con la bandera, que todo significado de la misma se diluía, desaparecía, y nada significaba.
Y entonces empezaron los éxitos deportivos y nuestros deportistas se atrevieron a sacarla, a lucirla. Los éxitos del motociclismo, la formula 1 o el baloncesto sacaron del baúl los colores de nuestra bandera
Y llegó la Eurocopa y por primera vez vi una manifestación de popular de nuestros colores. Era curioso ver las banderas ondeando, sobre para aquellos, que, como yo, que ni siquiera habíamos vivido la edad de oro de las banderas del aguilucho. La gente que las portaba, eran en su mayoría mas jóvenes que yo, y ellos ni siquiera habían vivido la época de desprecio que yo viví.
Y por último llegó el mundial y los precedentes hicieron que desde el primer momento los colores salieran a la calle, sin vergüenza, sin pudor. Y según pasaban los días, las manifestaciones aumentaban y nada nos extrañaba.
Y llegó el día de ayer y España se llenó de banderas. Camisetas, cinturones, cintas, collares, llaveros, pulseras, gafas, gorros, pañuelos... todo tenía el rojo y gualda.
Y nadie pensaba en sus dobles significados, en su posible utilización política, sino en que era su bandera, sus colores y quería mostrárselos al mundo.
Ser español ya no es una vergüenza y los colores de nuestra bandera, por primera vez son un orgullo, una pasión. Han tenido que pasar 40 años para conseguir algo que parece tan sencillo.