miércoles, 26 de agosto de 2009

MUERTE


Nunca me ha dado miedo la muerte. He oido que algunas personas la tienen tanto miedo que termina siendo patológico. Yo eso no lo entiendo, porque como decía Epicuro "mientras que nosotros somos ella no está y cuando ella esté, nosotros no estaremos para darnos cuenta".
No temo morir, porque lo voy a hacer igual, y el tenerla miedo no va a cambiar el momento. Puedo cuidarme la salud, pero me puede caer una teja en la cabeza.
Solo temo la muerte de los demás, de los que están cerca, pero ni siquiera a eso se le puede llamar miedo, porque no pienso en ello, solo que le tengo respeto y me puedo poner en la piel de los que la siente.
No pienso dejarme nunca vencer por ese miedo. Llegará y todo pasará, y el mundo seguirá rodando sin mi. Yo no estaré aquí para verlo, eso es lo único que me apena. Por eso quiero vivir intensamente, porque sé que esto se acaba y el hecho de saberlo no tiene que darnos miedo, sino espolearnos para vivir mejor y más.
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domingo, 2 de agosto de 2009

DOS CIUDADES















Hay dos ciudades en el mundo que me encantan. Son como la noche y el dia, son como la tierra y el agua. No se parecen en nada. Una es la historia pasada, otra el futuro incierto; una la luz de las velas, otra el neón resplandeciente: una el reflejo del agua, la otra el color de la arena. Solo tienen algo en común: la V de su nombre.

Y pensando en porque me gustan tanto siendo tan diferentes, he llegado a una conclusión: son ciudades que no son ciudades. Las ciudades tienen calles, aceras, colegios, iglesias, parques, etc, pero ni Venezia, ni Las Vegas tienen todo lo que una ciudad normal tiene. Son ciudades ganadas al mar y al desierto, ciudades nacidas para ser ellas y no otras, con una vida fuera de la historia, dentro de ella, pero no en su devenir. Por eso me gustan, porque en ellas yo también soy otra, soy más.