viernes, 24 de agosto de 2012

EL ABISMO

Mi madre y yo nos llevamos 22 años. Entre su adolescencia y la mia, aparte de esos años de diferencia, no habia grandes cambios. Nuestras diversiones eran salir con las amigas, ligar, hablar por telefono (fijo), oir música en vinilos, etc. Y a pesar de tan pocas diferencias a mi me parecia que su vida de joven estaba a años luz de la mia. Era un mundo en blanco y negro que parecia hubiera tenido lugar en la prehistoria.
Ahora, mis hijas y yo nos llevamos 30 y 34 años respectivamente. Cuando les cuento que yo estudié sin ordenador, que tuve mi primer teléfono movil ya casada, que no existia Internet, no entienden como pude ser persona, como pude existir, o mejor dicho, subsistir.
Y entonces me pregunto como verán en su mente mi juventud, qué pátina de historia, de vejez le aplicarán en su cabeza. Y me doy cuenta que para ellas es como asomarse a un abismo infranqueable.
Lo que para mí está ahí mismo, con sus recuerdos, sus problemas, sus alegrías, para ellas es como una vieja película sin ningún atractivo.
Y me preocupa no poder saltar ese abismo y que cada una nos quedemos en un lado del cañón. Yo le hablo de notitas para los novios en clase y ella me dice "¡Ah, como las notas de bluetooth.!". Yo hablo de conversacíones y ellas de wasap. Yo le pregunto como es una amiga y me cuenta su perfil.
Un abismo me separa, pero yo estoy por saltarlo, porque si no me tocó vivirlo entonces, tal vez pueda vivirlo ahora.


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